¿Habéis oído hablar del automasaje?…
Sirve para relajar o energizar, según la ocasión.
En el primer caso, comienza – después del baño- en la planta del pie, con un movimiento de vaivén que se aplica con la mano abierta al completo. Eliminan las tensiones de una jornada repleta de actividad.
Sin embargo, cuando se destinan a energizar, se llevan a cabo tras la ducha, estimulando un punto de energía situado en el centro del hueco plantar, ejerciendo justamente allí una ligera presión circular con el dedo pulgar.
No olvidemos que en esta zona existen millones de terminaciones nerviosas, que al ser masajeadas estimulan el cuerpo por entero.
Después el automasaje prosigue por el esternón y el vientre, utilizando una crema desestresante, destinada a liberar las emociones fuertes, como la angustia y la ansiedad.
Las manipulaciones relajantes deben ser lentas. Han de hacerse con la palma de la mano, en el sentido de las agujas del reloj.
La respiración resulta muy importante en lo que se refiere a una relajación perfecta. Hay que respirar despacio y profundamente con el vientre, acentuando la presión durante la espiración.
Si el masaje es energizante, se insiste alrededor del ombligo para activar ese “centro neurálgico”, que es una fuente de energía básica.
¿Mi consejo?…
Que hagáis rotaciones rápidas con las palmas de ambas manos, colocadas la una sobre la otra, seis veces en el sentido de las agujas del reloj, y seis veces en el contrario…
Con un mínimo de constancia ¡los resultados son fantásticos!
Y aquí no valen perezas ni nada parecido, porque nunca mejor dicho, los automasajes dependen de nosotros mismos y nada más.
Ah, y por probar no perdemos nada...
http://bellezaentrebamboolinas.com por: Alejandro Dumas
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