El filósofo Friedrich Nietzsche decía, "la potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar". En sexología, se considera al humor como el elemento esencial para evitar que la vida sexual de la pareja sea consumida por la rutina.
El humor en la pareja forma parte del juego erótico, si se lo implementa de la manera correcta, nos ayuda a romper las barreras del pudor, sin temor al desacierto o la crítica.
Yo valoro muchísimo el humor en mi pareja, me encantan sus salidas graciosas que tanto me hacen reír. El humor distiende una situación dura, permite un acercamiento diferente, otorga una confianza y una complicidad especial, que llevadas al momento de la intimidad, le brinda un valor agregado.
La capacidad de reirse juntos es lo primero que se pierde en una crisis. Por eso es bueno alimentar el humor cotidianamente. Sobre todo en parejas con muchos años de relación, el humor refresca la vida sexual y evita la rutina porque entrega a las personas el permiso para la intimidad: desde disfrazarse hasta probar nuevas posturas en el terreno sexual.
El humor despierta la imaginación, permite explorar la fantasía y encontrar modos diferentes de motivar o sorprender a la pareja. Por supuesto, se trata de reirse "con el otro" y no "del otro" para no caer en una descalificación o la burla, que termina dañando.
Según estudios realizados, a los hombres les gusta hacer reír a sus mujeres, en cambio, no se sienten atraídos cuando la mujer es muy graciosa; y la mayoría de nosotras, preferimos un hombre con muy buen humor, a ser nosotras las que provoquemos la risa.
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