La
vida es un delicado equilibrio impredecible. No sólo hay que dejarse llevar por
la ola, sino que también es cierto que no todas las olas sirven para
surfear.
La metáfora se ajusta a todo lo que
pensamos:
Para hacer surf tenés que estar dispuesto a lo
que no podés prever (nadie sabe cómo vendrá la ola). Todo es una mezcla de arte
y entrenamiento, nadie nace sabiendo hacerlo y, además, es imprescindible estar
dispuesto a correr el riesgo de uno que otro chapuzón y de algunas caídas que
nos dejarán llenos de moretones y de experiencias para la próxima
ola.
Es verdad, no alcanza con los sueños, no
alcanza con la fantasía, no alcanza con las ilusiones, no alcanza con el deseo y
los proyectos... Y sin embargo, sin ellos no hay camino.
Jorge Bucay
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