Educar riendo - Doctor Sonrisal - Buen Humor contribuye a crecer felices


Educar riendo


La risa y el buen humor es una de las cosas más bonitas y beneficiosas que podemos hacer para con los más chicos. Educarlos, por supuesto. Pero hacerlo desde la risa, las carcajadas, el buen humor y el compañerismo.
Cuando los niños son bebés hacerlos reír, robarles una sonrisa, es más sencillo. Basta con hacer alguna payasada para que ellos la liberen. Sin embargo, cuando comienzan a crecer la situación se vuelve un poco más difícil. Pero no solo porque quizás sean más exigentes en los medios para llegar a la sonrisa, sino también porque muchas veces los adultos nos centramos tanto en el papel de educarlos que nos ponemos muy exigentes con nosotros mismos y con ellos, olvidándonos de la risa y el buen humor.
Ese es un gran error. No es necesario renunciar a las risas para educar correctamente a un niño. Ambas tareas pueden ser totalmente compatibles.

Ya de por sí la risa es una expresión que otorga muchos beneficios: expresa alegría; activa la producción de endorfinas, transmisores químicos que aportan al cerebro alivio y bienestar; libera tensiones; aumenta la captación de oxígeno; crea un ambiente positivo y cordial; y nos ayuda a poner los problemas en perspectiva. Pero si además logramos incorporar esta expresión de manera corriente en nuestra vida cotidiana y en nuestra relación con nuestros hijos u otros niños veremos que también generará muchos beneficios en su educación
El buen sentido del humor es tan necesario en la educación de los niños como la disciplina o la educación de valores. Está demostrado que las relaciones entre padres e hijos que permiten y dedican tiempo a las diversiones, el buen humor y la risa son más sanas, menos tensas y más cordiales.
Debemos ser conscientes de que tanto la alegría como el buen humor también se educan. Veamos algunas actividades que pueden servir para entablar momentos de risa y buen humor entre los padres y sus hijos.
  • Jugar a la guerra de cosquillas.
  • Jugar a la guerra de almohadones.
  • Jugar a las escondidas dentro de casa.
  • Hacer ejercicios físicos juntos.
  • Ver juntos películas cómicas.
  • Contar chistes.
  • Leer juntos tebeos o cómics divertidos.
  • Hacer preguntas absurdas, por ejemplo: ¿alguien quiere un helado de papas?
  • Contar anécdotas de nuestra infancia.
  • Recordar las cosas divertidas que nuestros hijos hacían cuando eran bebés.
Éstas y muchas otras actividades son motivo de diversión dentro de la familia. Enseñar buenos modales, valores positivos y formas de conducta es siempre más sencillo si la relación entre grandes y chicos es descontracturada,  y la risa logra justamente eso.
Bárbara Hirtz
http://www.eliceo.com/educacion/educar-riendo.html


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