Terapia con burros - animales terapeutas - Doctor Sonrisal

Un centro terapéutico gallego, en Allariz, presta ayuda a colectivos en desventaja y exclusión social, mediante la terapia con burros.

Los responsables del centro aseguran que estos psicoterapeutas de cuatro patas consiguieron lo que los métodos tradicionales no pudieron: una mejoría notable y eficaz en los pacientes, desde todos los niveles terapéuticos.

Este novedoso sistema ha despertado la memoria en enfermos de Alzheimer, y ha obtenido resultados positivos en disminuidos psíquicos y físicos.


En el caso de los enfermos de Alzheimer se observaron resultados espectaculares, ya que el burro despierta en ellos las partes que se empiezan a deteriorar como la memoria.

Darles de comer, cepillarlos y realizar un circuito de psicomotricidad y estimulación sensorial con el animal es parte de la terapia que se desenvuelve dos días a la semana, bajo la supervisión del terapeuta y de la psicóloga clínica.

De encontrarse prácticamente en una situación de completo abandono, los burros pasaron a ser excelentes mediadores terapéuticos, del mismo modo que los caballos, los perros y los delfines.

El burro tiene muchas características terapéuticas. Es un animal que puedes abrazar, muy dócil, que puedes acariñar y con el cual interactuar. Por ello, las familias observan en poco tiempo, que los niños tienen más movilidad, hablan más en casa y tienen menos problemas de relación, debido a que el asno es un animal que los acepta tal como son.
La asociación Nacional para la Defensa, Recuperación y Estudio Terapéutico de la Raza Asnal  'Andrea' es pionera en implantar la terapia asistida con asnos en personas con discapacidad.

Desde esta localidad gallega el equipo conformado por profesionales de la psicología utiliza en sus programas burros abandonados y, en ocasiones, maltratados, que recogen y rehabilitan en sus instalaciones.

Se procura, sobretodo, que tengan un carácter dócil, por lo que en la mayoría de los casos se seleccionan machos castrados, y hembras de una cierta edad, sobre todo mayores de diez años y una vez que pasaron la adolescencia.

El siguiente paso es lograr un vínculo terapéutico previo. Solo a partir de ahí, la terapia empieza a funcionar, aunque se necesita de un periodo de tiempo para ver resultados un poco más profundos.



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