Según Pulo Freire, ” La educación es comunicación, es diálogo, en la medida que no es la transferencia del saber, sino un encuentro de sujetos interlocutores, que buscan la significación de los significados “
El diálogo en el aula es permanentes a través de miradas, posturas corporales, gestos y palabras solo requiere de la participación verbal de alguno de los integrantes del grupo para que sea enriquecedor.
Las actitudes que nosotros los docentes tengamos ante ese diálogo coinciden con la empatía, capacidad de relación, humor,y creatividad que tengamos ante los alumnos.
Si queremos enseñar solidaridad, respeto tenemos que aplicarlo para dar ejemplo, los valores se enseñan con situaciones vivenciales para que sean internalizados por los niños y niñas.
Si estamos dispuestos a ponernos en el lugar de los niños, a vincularnos afectivamente con ellos, a observar nuestras actitudes en forma auto critica, a reírnos de las dificultades y a transformar creativamente los conflictos, podemos crear un buen clima en el aula.
Y para fomentar todas estas actitudes en los niños, tomaremos en cuenta que un gesto de aprobación es más fructifero que un reproche. La aceptación y el afecto incondicional son las herramientas para permitir a cada niño alcanzar el desarrollo de su potencial, dentro de un clima de respeto mutuo.
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