Esta es una frase muy utilizada y poco entendida, no vamos a tratar aquí de su origen mas bien explicaremos los efectos en las personas de la falta de calma, de sus consecuencias para que cada quien, pueda valorar personalmente las consecuencias.
La sensación de que las tareas nos superan y el constante sentido de la urgencia de cada día. El comenzar habitualmente trabajos con premisas del tipo : " Esto tiene que estar acabado para ayer" , junto a su experiencia clínica, han llevado a Jose Luis Trechera (profesor de psicología del trabajo) a realizar un análisis de las repercusiones en nuestra sociedad de este "modus vivendi":
Ante este panorama, podemos optar por la resignación, también podemos pensar en la huida (alternativa que sólo algunos privilegiados con recursos podrían realizar).
El profesor, con su experiencia clínica nos propone un cambio de estrategia y nos ofrece un decálogo :
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1. Cambiar el reloj por la brújula: Para saber a donde nos dirigimos realmente. 2. Convertirse en el protagonista de nuestra propia historia. 3. Aprender a conocerse: 4. Saber dar prioridad a lo que realmente es importante. 5. Saborear el presente. 6. Saber perder el tiempo. 7. Darle tiempo al tiempo: la creatividad necesita tiempo. 8. Saber simplificar: soltar lastre. 9. Saber ser paciente y perseverante. 10. Saber vivir: ser positivo y tener sentido del humor. |
Esopo nos cuenta en la fábula de la tortuga y la liebre, que la prepotencia hace perder a la liebre la carrera. Siendo la constancia y la perseverancia de la tortuga la que le da la victoria. En cambio en nuestro contexto cultural ser lento se asocia con la torpeza y sin embargo, para muchas culturas la tortuga es un símbolo de longevidad y sabiduría.
Moverse con lentitud no significa pensar o vivir con apatía. Lo fundamental es hacer buen uso de esa lentitud. Quizás lo básico no es ser “tan-lento”, sino actuar con “talento”. He ahí la sabiduría de la tortuga: sin prisa pero sin pausa.
Moverse con lentitud no significa pensar o vivir con apatía. Lo fundamental es hacer buen uso de esa lentitud. Quizás lo básico no es ser “tan-lento”, sino actuar con “talento”. He ahí la sabiduría de la tortuga: sin prisa pero sin pausa.
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