“Para ser mejor hay que ponerse desafíos… ¿Cuál sería la razón de vivir sin desafíos?. Cumplir un desafío implica felicidad… ¡y ser feliz es el objetivo de la vida!”.
Con una frase así, un tono de voz alto que llena todo el espacio y después de haber escuchado su relato fascinante de cómo ha subido y bajado montañas por todo el mundo tras proponerse el reto, es difícil no enganchar con su discurso.
Claudio Lucero Martínez es el montañista conocido como “El Maestro” entre los andinistas chilenos. Con tanta experiencia en el cuerpo, que hoy reconvertido en conferencista acerca de temas de liderazgo, trabajo en equipo y comunicación, pareciera que ciertamente la vida entera es un subir y bajar montes.
Tuve la oportunidad de presenciar su exposición acerca de liderazgo estratégico, la que vino a presentar a La Serena gracias a una invitación de la Caja de Compensación Los Andes, hace una semana. Han pasado ya siete días y aún reflexiono sobre sus palabras. Cuántas veces había leído a Borges y escuchado antes que hay que aprovechar la vida, que es inútil arrepentirse ya viejo de no haber hecho lo que siempre se quiso hacer y nunca me hizo tanto sentido como después de conocer las aventuras de Lucero y de cómo éstas representan tan bien otras situaciones de la cotidianeidad.
¿He hecho lo que siempre soñé?, ¿cuándo voy a empezar?, ¿después de terminar qué?… Imposible no cuestionarse y hasta envidiar que a sus cerca de ochenta años tenga la vitalidad que tiene y tal vez sea una de las personas capaces de afirmar con toda propiedad que sí, que ha vivido como quiso vivir y que ha cumplido sus sueños.
Dirigió expediciones a cumbres de países como Rusia y Pakistán y alcanzó el Everest… ¡Alcanzó el Everest!. Pero no se levantó un día con ganas de subir el cerro y lo hizo así tan fácil. Lucero fracasó en muchas ocasiones, empezó de nuevo y volvió a fracasar, hasta que lo consiguió. “Yo sostengo que la vida está compuesta de éxitos y fracasos. Si sólo viviéramos de éxito no disfrutaríamos nada, es como vivir en una temperatura ideal, no sabríamos qué es el frío ni el calor. Son los contrastes los que nos hacen poder evaluar las cosas. Eres feliz cuando se superan etapas de pena, frustración, amargura, y así soy feliz, pero tampoco la felicidad es permanente, es un estado, un momento. Si hay momentos desagradables hay que empezar de nuevo, pero siempre la vida hay que mirarla con optimismo porque es maravillosa”.
Tampoco hemos sido formados para enfrentar los problemas y las crisis. “El desafío no es el problema. El problema somos nosotros que no estamos dispuestos a enfrentarlos”, sostiene. ¿Tú, lector, estás dispuesto a asumir tu desafío y tomar el riesgo?… “No importa morir en el intento. Peor es morir de viejo”, es la respuesta de Claudio Lucero.
Será su convicción, serán las fotos impresionantes de sus hazañas, será su sentido del humor un poco machista medio en broma, medio en serio. La verdad es que tiene pasta de líder y convence. Y según él mismo asegura, “en Chile tenemos carencia de líderes”. ¿Nos es más cómodo seguir a la masa, recibir instrucciones, y decirle que sí al jefe?…
Como sea, lo cierto es que podría garantizar que nadie en el auditorio quedó indiferente con sus palabras. No se trataba sólo de otra charla motivacional de recetas, ingredientes y pasos a seguir. Subir las altas montañas requiere planificación, consecución de recursos, convencer a inversionistas, formar equipos, tomar riesgos. Subir las altas montañas es emprender un desafío. “¡Qué triste sería llegar al final y haber vivido una vida plana y sin desafíos!”.
Y tú, emprendedor, ¿subes la montaña o esperas que la vida pase para tomar el riesgo?
CICLO DE CONFERENCIAS, CAJA LOS ANDES |
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