10 frases que nunca debes decir para mantener contentos a tus empleados - Doctor Sonrisal - Red Latinoamericana Saludable



1. Si no te gusta tu trabajo, encontraré a otro que le guste

Mientras un buen jefe está consciente de que la labor de un empleado trasciende a la transacción “trabajo-sueldo”, uno malo la restringe al hecho de que la persona obtiene una remuneración económica por lo que hace. Estos supervisores suelen recordarle al subalterno que “tú trabajas para mí” o -peor aún- que si se enferman o muestran desagrado podrán conseguir fácilmente a alguien que los reemplace. En cambio, un verdadero líder logra que el trabajador sienta que su contribución personal es lo más valioso para la Empresa.-

2. No te pago para pensar

Esta respuesta suele ser usada por los malos jefes en dos tipos de circunstancias: como justificación cuando se le presenta una idea que no les gusta, o cuando notan que su empleado tiene una iniciativa o ingenio que supera el propio, llegando a sentirse amenazado. Un jefe que maneja a su equipo bajo el concepto de “te pago para que hagas lo que ordeno y nada más” pronto tendrá un equipo desmoralizado y hará que sus mejores trabajadores sientan que el empleo les quedó chico para sus capacidades.

3. No quiero verte en Facebook / Twitter / ESPN mientras estés trabajando

Un buen jefe comprende que actualmente el trabajo de un empleado -al menos de los cualificados- hace tiempo trascendió la barrera del horario de trabajo. Un empleado profesional come, sueña y vive su trabajo, recibiendo y contestando correos hasta mucho después de marcar su tarjeta de salida. Por la misma razón, un líder entiende que está bien si toman descansos mentales en medio de su jornada para atender redes sociales, leer noticias o hacer alguna compra en línea. Es más: un empleado con algo de tiempo ocioso durante la jornada tiene más posibilidades de ser creativo y, quién sabe, hasta concebir alguna idea que le permita hacer o ahorrar a la empresa millones de pesos.

4. Lo tendré en consideración

“Lo tendré en consideración” es uno de esos eufemismos que los jefes utilizan pensando que pueden deshacerse diplomáticamente de una solicitud o propuesta, olvidando que todo el mundo sabe lo que significa: “Vete a trabajar y no vuelvas a hablarme hasta que yo te lo pida”. Un jefe que usa esta frase cuando interactúa con sus empleados, les está diciendo implícitamente que no le importa lo que piensen.

5. ¿Quién te dio permiso para hacer eso?

Usualmente, los jefes más preocupados de defender su cargo que de hacer su labor tienden a ser posesivos con sus atribuciones y las imponen incluso al límite de la irracionalidad. Todos conocemos casos en que alguien hizo o propuso algo, sólo para que el jefe lo rechazara y luego lo propusiera él mismo. Nuevamente, un mal hábito que sólo consigue desmoralizar a los trabajadores con más iniciativa del equipo.

6. ¡Deja todo y haz esto AHORA!

Mientras que durante una crisis es comprensible un cambio de planes para atender las urgencias, que ello sea la tónica diaria en el trabajo no lo es. Un buen jefe se asegura de planificar adecuadamente las tareas, en vez de dejarlas esperar hasta que están en su fecha límite. ¿Eres de aquellos empleados que todos los días reciben encargos urgentes “para ayer”? Cuando suceda, recuérdale a tu jefe que no hay problema en tomar un nuevo urgente… pero que eso retrasará el “urgente” del día anterior.

7. No me vengas con problemas: tráeme soluciones

Si bien es valioso animar a los empleados a resolver los problemas por sí mismos, esto no es excusa para que un jefe se niegue a cumplir su labor: ofrecer a sus trabajadores las condiciones adecuadas para realizar sus labores. Un mal jefe usará esta frase como un sinónimo de “Deja de quejarte y haz tu trabajo”, no sólo haciendo sentir al empleado como poco valorado, sino también afectando la productividad de la empresa.

8. Eso es un asunto personal

Una cosa son los asuntos personales de cada empleado. Otra distinta es cuando esos asuntos llegan hasta la oficina y afectan el clima laboral. Si existen malas relaciones entre trabajadores o alguien cometió una imprudencia en su tiempo libre que involucra su trabajo, el deber de un jefe es conversar con él para ayudar a resolver el tema, o incluso tomar medidas más drásticas si se trata de un asunto grave. Adherir al principio del laissez faire en estas circunstancias, es como dejar que dos hermanos se peleen hasta quedar sangrando.

9. Tengo varias críticas sobre ti… y aquí todo el mundo piensa lo mismo

Allí donde los buenos jefes se aseguran de hacer las observaciones pertinentes a sus empleados cuando es necesario, al tiempo que valoran el trabajo bien hecho, los malos jefes traspasan de inmediato sus percepciones -casi siempre negativas- e incluso lo hacen con un toque de maldad: “todo el mundo piensa lo mismo sobre ti”. El resultado de esta política es crear trabajadores desconfiados, que ven en cada compañero de labores a un delator, sólo hasta que se percatan que la estrategia usada con los demás es la misma. Un verdadero líder debe resolver los conflictos de forma regular, y no refugiarse en el supuesto apoyo de los demás para hacer una crítica que debiera tener sustento por sí misma.

10. Deberías sentirte afortunado de tener un trabajo

Sin duda el mayor de los insultos que puede proferir un jefe, no sólo porque implícitamente te considera tan incapaz que califica tu empleo como una obra de caridad, sino también porque incorpora la partícula del miedo permanente al despido.

No dejes que estas u otras frases desmotivadoras te hagan olvidar tus habilidades o tus objetivos personales. Allí donde un jefe no valora tus aportes, existen otros que estarán felices de que te desempeñes junto con ellos.

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