Afirmar que las carcajadas poseen poderes milagrosos no es una broma, ni una exageración,
ya que reír a pleno pulmón pone en movimiento 400 músculos del cuerpo masajeando órganos
internos y relajando la musculatura; Facilita la digestión segregando más jugos gástricos, evita el
estreñimiento, es diurética y mejora la eliminación de la bilis; Ejercita el diafragma y los pulmones
mueven doce litros de oxigeno frente a los seis habituales; Desbloquea todos los ganglios
reactivando el sistema linfático, favoreciendo la filtración de líquidos y la eliminación de toxinas.
Ejercita el corazón y reduce la presión arterial; Segrega flujo lagrimal y mucosas que nos
previenen de infecciones. Tonifica los músculos cigomáticos (cara) y tiene un efecto antioxidante
lo que nos hace que la piel envejezca mas lentamente; Activa el sistema inmunológico
previniendo el desarrollo de virus y bacterias; Y por si fuera poco nuestro cerebro segrega
endorfinas que son poderosísimos analgésicos bioquímicos supresores del dolor, además de
encargarse de nuestro bienestar interior.. Es por eso que después de reír, nos sentimos
relajados, estamos llenos de vitalidad, somos más optimistas y nos relacionamos mejor con
nosotros mismos y con las otras personas. ¿Que más se le puede pedir a unas carcajadas?
Como hemos visto, aporta increíbles beneficios a nuestra salud a niveles físico, mental,
emocional y social; ya lo decía Groucho Marx “la risa es algo muy serio”. Hoy en dia sus
milagrosos efectos son ampliamente valorados y reconocidos tanto por el público en general
como por la comunidad científica, aunque paradójicamente parece ser que la utilizamos poco.
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